16.11.2018 – EL MERCURIO (SANTIAGO, CHILE)
Pronto un pequeño robot diseñado en Chile rodará por la superficie de los miles de paneles solares que existen en el Desierto de Atacama. Su misión: limpiar el polvo que se deposita a diario en ellos y que, al acumularse, provoca que el panel deje de producir toda la energía que podría generar. Pablo Suárez, gerente de innovación en Innovaxxion, empresa que desarrolló el robot, dice que una de las grandes problemáticas de las plantas solares es que gastan 5 litros de agua purificada para limpiar cada panel. Y una planta puede llegar a tener 1,3 millones de paneles. “Obtener esa cantidad de agua es crítico en una zona desértica”, aclara. Primero probaron un dron que, con el aire generado por sus astas, eliminaría el polvo acumulado. “Pero la inversión térmica provoca que los paneles se humedezcan y se produzca una costra que no se puede sacar con aire. Ahí diseñamos estos robots que acumulan energía durante el día y que recorren durante la noche el panel con unos cepillos que rotan”, dice Suárez. Osoji Solar es otra solución robótica desarrollada en Chile que también limpia paneles solares al trabajar como colonias de hormigas. Recolecta información para trabajar en forma autónoma y sin la intervención de humanos y, así, hacer un mantenimiento predictivo de los paneles que lo requieran. Otras empresas, como Adrox, solucionan el problema del polvo en los paneles mediante nanotecnología. En esencia, se aplica una capa de polímeros que repele por sí sola el polvo para evitar que este se acumule.
El sol inspira
Innovadores chilenos están creando soluciones como estas en torno al creciente uso de la energía solar que en la actualidad tiene una potencia instalada de 2,1 gigawatts en el país, con 92 plantas fotovoltaicas en operación. “Tenemos un incipiente cluster en torno a la energía solar que va bien encaminado”, dice Rodrigo Mancilla, director ejecutivo del Comité Solar de Corfo, que a través de distintos programas potencia esta industria en Chile. El ejecutivo aclara que la generación fotovoltaica no es la única forma de producir electricidad a partir del sol, por lo que también potencian proyectos que usen concentración solar. Ellos emplean espejos que reflejan la radiación solar para concentrarla en un punto de una torre donde calientan sales que provienen del desierto chileno. La empresa Tersainox está experimentando con un tipo especial de acero inoxidable que es altamente reflectivo para reemplazar los espejos que se emplean en plantas de este tipo. “Su costo es similar a la de un espejo, pero el acero tiene mayor resistencia y soporta mejor la corrosión”, dice Carlos Torres, jefe de ingeniería de Tersainox. En tanto, la empresa Phineal desarrolló una estación de medición de bajo costo. “Se usa para estudiar las condiciones que tiene un terreno antes de instalar una planta de generación, pero también sirve para saber si una planta está produciendo lo que debiera. Si no lo hace, es porque necesita mantención”, dice Eduardo Soto, CEO de Phineal. La misma empresa también creó Sello Sol, una tecnología que usa blockchain para certificar que una planta o una empresa está realmente generando la “energía verde” que dice producir. “No hay intervención humana, ya que extrae los datos desde el medidor de facturación y los inversores eléctricos y los une con datos georreferenciados. Lo hemos usado en una tostaduría de café y en el colegio Alianza Francesa que usan paneles fotovoltaicos. Es información fidedigna e inviolable”, dice Soto. La industria de la minería es otro potencial usuario de la energía solar y para ello Corfo desarrolló un programa para crear soluciones que permitan producir hidrógeno con electricidad generada por el sol. “Una de las aplicaciones es alimentar camiones de gran tonelaje que gastan cerca de 4 mil litros de diésel por jornada. La idea es reemplazar el 70% de ese combustible por hidrógeno”, dice Mancilla.