Holanda ha estrenado sus dos primeros tramos de carretera con paneles solares encima del asfalto, una tecnología costosa pero que aplicada a gran escala puede ser sostenible, según coinciden en afirmar algunos expertos.
Holanda ha estrenado sus dos primeros tramos de carretera con paneles solares encima del asfalto, una tecnología costosa pero que aplicada a gran escala puede ser sostenible, según coinciden en afirmar algunos expertos.
FECHA: 12 DE MARZO 2019 FUENTE : EL PAIS (UY)
Los paneles solares en las carreteras tienen una doble función: facilitar el transporte y generar energía verde.
Gigantes como China o Estados Unidos llevan años haciendo pruebas piloto. En Europa, Francia fue el primer país en atreverse, cuando en 2016 abrió un kilómetro de autovía con placas fotovoltaicas al norte, en Normandía.
Holanda le sigue ahora la estela. Sus autoridades recuerdan que dos tramos de carretera estrenados el jueves pasado es la segunda fase de un proyecto que empezó en 2014 cuando se abrió una bicisenda con 70 metros de placas solares en la superficie. Dos años después se le añadieron 20 metros más con elementos tecnológicos mejorados.
La compañía detrás del proyecto, Solar Road, dijo en 2018 que los resultados cosechados superaron las expectativas. Esperaban conseguir entre 50 y 70 kWh por metro cuadrado al año, pero el primer tramo del carril-bici obtuvo 73 kWh al año y, el segundo, 93 kWh.
“Aprendimos mucho en ese periodo. Vimos que se producían algunos daños en la superficie, así que la mejoramos. Además, desarrollamos todo un sistema para aplicarlo en una carretera regular”, dijo el director de la empresa holandesa Solar Road, Sten de Wit.
Esta compañía ha colocado ahora paneles solares en dos tramos de carreteras holandesas: uno de 50 metros cercano al aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol y otro de 100 metros a pocos kilómetros de Róterdam, en un carril-bus.
El futuro es prometedor, pero los críticos presentan dudas sobre la eficacia. Los paneles deben aguantar el peso de miles de coches cada día, por lo que pueden dañarse. Además, no pueden inclinarse para aprovechar al máximo la luz según la estación del año, algo que sí hacen los colocados en una superficie de tierra.