17.11.2017 – EL CRONISTA (BUENOS AIRES, ARGENTINA)
Tobias Buck – El giro global en lo que respecta al uso del carbón ganó un fuerte impulso ayer cuando más de 25 países y regiones prometieron que para 2030 ya no recurrirá a ese combustible para generar energía. La iniciativa británico-canadiense recibió el apoyo de naciones como Francia, Italia, México, Holanda, Finlandia, Portugal y Nueva Zelanda, así como el estado norteamericano de Washington y provincias canadienses como Ontario y Alberta. Todos prometieron reducir gradualmente en número de centrales eléctricas a carbón, si bien varios países ya dijeron que alcanzarán la meta antes de 2030. El Reino Unido, por ejemplo, se comprometió hacerlo en 2025. “El carbón no está volviendo”, dijo Catherine McKenna, ministra canadiense de medio ambiente y cambio climático. “El argumento económico es claro. El precio de la energía solar y eólica se derrumbó. La energía limpia cada vez más es la energía más barata”. La promesa es totalmente opuesta a la posición que asumió la administración Trump, que prometió aumentar el uso del carbón en Estados Unidos y generar más empleos vinculados a la minería de carbón. La iniciativa, que espera incluir al menos 50 países el año próximo, fue formalmente anunciada en la conferencia de cambio climático de la ONU en Bonn, Alemania. Los científicos e investigadores hace tiempo que aseguran que el esfuerzo global por combatir el cambio climático requiere de medidas radicales para disminuir el uso del carbón. Según establece el acuerdo histórico de la ONU firmado en París hace dos años, 197 países se comprometieron a mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2oC con respecto a los niveles preindustriales. Claire Perry, la ministra británica de cambio climático e industria, dijo: “Reducir el consumo global de carbón debería ser una prioridad vital y urgente para todos los países y estados.
El carbón es la manera más sucia, más contaminante de generar electricidad. “No se trata de decirle a los otros países qué hacer, sino tratar de demostrar lo que es posible”. Los defensores del medio ambiente elogiaron la iniciativa británico-canadiense, con el argumento de que la nueva promesa recalca otra vez más el aislamiento de Estados Unidos en cuestiones de cambio climático y energía. “Es impactante ver no sólo que los países ricos como Gran Bretaña y Canadá sino también Angola, Chile y México prometan que el carbón no tiene
futuro en sus países”, aseguró Mohamed Adow, experto en clima en Christian Aid. “Es un mensaje a Donald Trump de parte del Reino Unido y Canadá, dos de los aliados más cercanos de EE. UU. , de que su obsesión por la energía sucia no se va a propagar”. Las ministras de Canadá y Gran Bretaña no quisieron criticar la postura norteamericana. Por el contrario, hicieron hincapié en las oportunidades económicas que surgen del giro hacia tecnologías menos contaminantes. “Mi mensaje al presidente Trump es: Mire lo que hacen otros países”, dijo Perry.